Hay emprendedores a los que nunca encontrarás en su despacho

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A la más mínima oportunidad, huyen de
 sus despachos para lanzarse a la arena del mercado. Se relacionan con sus trabajadores, observan las necesidades del cliente en la propia tienda e incluso participan en la elaboración de los productos que venden. Así actúan los directivos a pie de obra, una costumbre muy rentable para sus empresas.

Cuenta la leyenda que una persona se paseaba con frecuencia, casi de incógnito, por las plantas de El Corte Inglés. Supervisaba personalmente que los maniquíes estuvieran bien colocados y que los vendedores realizaran bien su trabajo. Esta persona no era otra que Isidoro Álvarez, el que fue presidente de los grandes almacenes.

Otra leyenda: cuando era consejero de General Motors, Ross Perot pasaba los fines de semana visitando en persona los concesionarios y comprando coches. Perot reprochaba a su máximo rival en GM, Roger Smith, que no hiciera lo mismo.
 Estos son dos claros exponentes de líderes empresariales que, entre sus prácticas habituales, tenían la de compaginar su trabajo de despacho con un conocimiento directo de los niveles básicos de su empresa. Bajan a la fábrica, la tienda o la oficina, conocen a muchos empleados con sus nombres y apellidos, saben de sus problemas e inquietudes, tienen información del trabajo que éstos realizan y conocen de primera mano las necesidades de los consumidores.

No importa el tamaño

Este hábito no siempre está condicionado por el tamaño de la compañía. Aunque sea más habitual en las pymes, también es posible practicarlo en las grandes compañías. El directivo no debe atrincherarse en su despacho y debe bajar más al mercado. A este respecto, cuanto mayor es la compañía, más probable es que el máximo ejecutivo haya perdido el contacto con el mercado. Si usted es un directivo ocupado, ¿cómo recoge información objetiva de lo que pasa realmente? ¿Cómo evita la propensión de los gerentes intermedios a contarle lo que ellos creen que usted quiere oír? ¿Cómo hace para recibir las malas noticias al igual que las buenas?

Tres motivos

Los empresarios y ejecutivos que siguen esta forma de actuar lo hacen, al menos, por tres motivos diferentes:

Convencimiento personal. Muchos empresarios intuyen que sólo así pueden tener un conocimiento exacto de lo que realmente ocurre en la empresa y en el mercado.

Hábito arraigado. En algunas grandes compañías sus fundadores han estado muy relacionados con el desarrollo histórico de la empresa. Cuando todavía eran pequeñas, tuvieron un contacto muy cercano con los empleados y el producto. Esta actitud se convirtió en una costumbre arraigada que han mantenido en el tiempo y que han heredado los sucesores y el resto del equipo directivo.

Cultura corporativa. Otras grandes empresas son conscientes de los beneficios que supone la cercanía con el mercado. Por esta razón, fomentan entre sus directivos actividades como la rotación por las tiendas para que trabajen algunasemana como vendedores, la costumbre de bajar a comer al comedor de los empleados, etc.

Los beneficios

¿Cuáles son los principales beneficios que obtienen las compañías con empresarios y directivos a pie de obra?

1. Motivación del personal. La relación con los empleados de los distintos niveles provoca un efecto motivador en éstos. Los trabajadores perciben que el gran jefe no se enclaustra en su despacho, sino que se interesa por las preocupaciones de los trabajadores.

Para exigir un buen trabajo debes ser tan duro con tu gente como tu gente contigo. Una relación estrecha con los empleados crea un buen ambiente de trabajo, que sirve para mejorar la calidad del servicio.

2. Mejor conocimiento del producto y servicio. El contacto directo con el producto o el servicio sirve para poner en marcha los mecanismos de mejora continua de los mismos, algo fundamental en un entorno competitivo. Sirve también para conocer las tendencias del mercado y detectar todas las oportunidades de negocio que se le puedan presentar.

3. Mejor conocimiento de los consumidores. Las empresas gastan mucho dinero en estudios sobre los hábitos de consumo de sus clientes. Los expertos recomiendan completar y verificar esta información con la observación directa en el punto de venta.

El contacto directo con el cliente nos ayuda a resolver sus dudas y problemas. Y esa información no está más que en las tiendas, donde el cliente se relaciona con los productos.

Todas las ventajas

Motivación de los trabajadores. Los empleados pueden percibir que el jefe se interesa por sus problemas y necesidades. Esta actitud suele redundar, además, en un aumento en el nivel de productividad.

Un mayor conocimiento del producto. La mejora del producto únicamente es posible si existe un conocimiento total del mismo.

Nuevas oportunidades de negocio. El contacto directo con las tendencias del mercado hace que se perciban mejor las nuevas oportunidades de negocio.

Conocimiento más exacto de los consumidores. La observación del consumidor en el mismo punto de venta es la mejor manera de conocer sus hábitos, gustos y preferencias.

 

Noticia extraída de: emprendedores.es