En los empleados jóvenes se valora la iniciativa y la capacidad de trabajo. En los trabajadores adultos lo que más pesa es la experiencia y el saber estar. Todos pueden, de una u otra forma, ganar puntos ante su jefe para merecerse un aumento de sueldo.
Cada día es más importante disponer de un equipo capaz de interactuar con el mercado de acuerdo a la estrategia de negocio de cada momento. Un equipo flexible que se adapta constantemente a las necesidades cambiantes del entorno. Un equipo que aprende y que comparte el aprendizaje.
El trabajador debe crearse una buena reputación, poner el alma en su trabajo y disfrutar con él. Estas son sólo algunas de las cualidades que más aprecian los directivos en sus empleados, y que tienen muy en cuenta a la hora de elegir a la persona merecedora de un aumento de sueldo.
Sin embargo, si queremos como pago algo más que una palmada en la espalda, no debemos perder de vista otras características que tus superiores evaluarán con total seguridad. Son las siguientes:
– Eficiencia. Se refiere a la cantidad de trabajo realizado de forma correcta, en relación con el tiempo utilizado.
– Saturación. Consiste en el espíritu y la efectividad con los que cada persona se preocupa por completar su trabajo y por no quedarse sin tareas, para lo cual sugiere y realiza trabajos complementarios o nuevos que aumentan la eficacia de la sección.
– Precisión o calidad. Es la regularidad con la que se desarrollan los trabajos y en qué medida se siguen las normas dadas por los superiores.
– Presentación. A través de este criterio se aprecia el esfuerzo realizado en el cuidado de los trabajos.
– Disponibilidad o colaboración. También se considera el interés que cada trabajador muestra en colaborar con sus superiores, sus iguales e inferiores. Además, se tiene en cuenta cómo se aceptan las sugerencias y si se está dispuesto a realizar algún tipo de sacrificio cuando el trabajo lo requiere.
– Comportamiento en servicios exteriores. Analiza la actuación de cada trabajador respecto a las personas, sociedades y servicios ajenos a la empresa. Se trata en definitiva de lograr que cualquier persona extraña a la empresa se lleve una buena impresión de ella, a través de la actuación de quienes la representan.
– Comportamiento en servicios interiores. Se evaluarán los modos de hacer en el interior de la empresa, tanto en el trabajo como en las relaciones con los demás: postura ante los compañeros, puntualidad y asiduidad al trabajo… en general, todo aquello que tienda a crear un buen ambiente dentro de la empresa.
Iniciativa y dinamismo
Además de los aspectos antes destacados, también son altamente valorados: el espíritu de equipo, el afán de superación, la capacidad organizativa, la creatividad, el interés y la buena imagen personal.
La movilidad funcional y geográfica es un requisito clave en la carrera del individuo y no referida únicamente al traslado de residencia, sino también en cuanto a la disponibilidad para viajar.
En definitiva, es preciso ser muy receptivo, amoldarse a la empresa y estar dispuesto a adaptarse rápidamente a un proyecto nuevo. Además, hay que tener una gran capacidad de trabajo y mucho dinamismo.
Noticia extraída de: emprendedores.es
