¿Arrendamiento financiero o tecnológico? La duda de las pymes españolas para ahorrar costes

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La realidad empresarial actual hace más necesaria que nunca una infraestructura de tecnología de la información capaz de adaptarse a los continuos cambios que imponen las tendencias en la manera de gestionar negocios.

Esa capacidad de adaptación, de respuesta al cambio y de rapidez, se hace determinante a la hora de ofrecer valor más rápido y mejor que la competencia, resaltando la flexibilidad como vía de consecución del éxito empresarial y para lo que resultan claves una buena planificación y ejecución de la estrategia de tecnología de la información.

En este entorno, la importancia de soluciones financieras que apoyen esa transformación constante en la gestión del negocio, buscando la mejora en resultados y la reducción en costes, pretende evitar infraestructuras que queden obsoletas antes de su amortización, se trate de servidores, equipos informáticos o incluso sistemas de impresión.

«Nuestro objetivo es la aportación de valor al negocio, mediante una solución completa, escalable y flexible que permita la reducción de los costes totales de las empresas hasta un 30%, la racionalización de los flujos de trabajo, la eliminación de riesgos y la incorporación de las ventajas de la movilidad», afirma Inés Bermejo, directora de la categoría de Impresión HP España. «Todo ello contribuye a que las organizaciones sean más eficientes, aumenten su productividad y alcancen sus objetivos en materia medioambiental».

Ante esta situación, las pymes españolas dudan en ocasiones sobre cómo financiar su infraestructura con el mayor ahorro de costes posible pero sin descuidar sus objetivos y posibilidades. Existen dos sencillas soluciones de inversión de IT parecidas, pero diferentes como el arrendamiento financiero o el arrendamiento tecnológico.

Arrendamiento financiero
Se trata de una alternativa a la tradicional estrategia de compra que venía utilizando recursos propios o financiación ajena. El caso del arrendamiento financiero supone que un cliente paga por lo que usa, es decir, no hay propiedad y, donde la duración mínima del contrato financiero es de un año.

La principal ventaja fiscal de esta opción es la posibilidad de optar a la amortización acelerada del bien, compensando los beneficios declarados durante los ejercicios. Además, se evitan importantes desembolsos en el momento de la inversión con pagos mensuales durante el tiempo elegido.

Se trata de la mejor opción cuando la finalidad de la pyme es disponer de un bien sin ocuparse de los datos asociados a su uso, labor que corresponde al arrendatario, y supone un doble impacto fiscal, ya que el activo quedará recogido como parte del inmovilizado y en el pasivo como una deuda a largo plazo.

Arrendamiento tecnológico
Se trata de una operación de arrendamiento de un bien sin opción de compra, con la que la empresa puede disfrutar de un bien para su uso a cambio de una cuota.

Como ventaja desde el plano fiscal, ofrece la posibilidad de deducir el gasto físicamente y que el IVA cuente como soportado, mientras que las ventajas operativas son las relativas a los servicios adicionales relacionados con los gastos de compra, mantenimiento, seguros…

En definitiva, este modelo sería la mejor opción para aquellas empresas que busquen un balance más limpio, al tiempo que les permita optar a servicios adicionales en el contrato de arrendamiento en operaciones enfocadas al largo plazo.

Noticia extraída de: eleconominsta.es